La muerte no hace contratos con la vida, por campos, caminos y veredas acecha, no esconde su guadaña, sabe que es invencible en cualquier batalla, la visten de negro y de sexo femenino, como la madre que engendra la vida.
Una simple piedra erguida, inerte en el horizonte, entre la nada, la delata, nombra el infortunio de los primeros pasos por la vida.
Solo queda eso, una simple piedra y apenas recuerdos de los que compartieron su vida, sus esperanzas, sus sueños, que honrándole le dejan lo poco que tenían, unos útiles para su nuevo y último viaje.
Alertas continúan su andadura, saben que pronto, muy pronto, tendrán su propia muerte, su propia piedra, su propio tributo de los continuadores de la vida, son portadores de sus genes y transmisores de sus memes, estos sí son inmortales.
Túmulo de la Torre, Castroserracín, donde aún se pueden interpretar restos de la cámara funeraria y el pequeño corredor de esta al exterior.
Pero la vida pasa, pasan los siglos, pasan los milenios, nuevas formas de homenajear al padre, a la madre, al amigo,...a la vida que se fue, la muerte siempre deja testigo.
Estelas funerarias
Estelas funerarias romanas, Duratón y Duruelo (su posición seria en aspa no en cruz,el cristianismo aún no ha llegado)
Los imperialistas romanos también encontraron a la dama Muerte en nuestra tierra y como testigo sus estelas funerarias arrancadas a la dama se muestran como souvenir o tal vez botín de guerra, o reto a esta.
(Ver: Crimen de Vellosillo) Así reza este "Aquí murió, de mano airada, Lorenza Herrero, día 26 de julio de 1.883"
Otro menhir más en el horizonte, otro testigo más de la la muerte tan presente en nuestras vidas, la muerte no tiene escrúpulos, una vez más la muerte triunfa, y de nuevo, como si de una bandera se tratara, la coloca triunfante sobre la pequeña colina junto al camino para no pasar inadvertida, es un alarde de poder después de la batalla, a veces otra vida de mano airada es la que se alía con la muerte, la muerte no da tregua, cada campo tiene su camino, cada camino su menhir, cada menhir una vida inocente y a la vez culpable por el simple hecho de haber nacido. Que contradictorio, que tesón lo de la dama de la daga, no calma nunca el dolor, mientras, la vida continua su camino, como el amanecer, nace un día tras otro a sabiendas que morirá unas horas más tarde, pero volverá de nuevo a renacer unas horas después, y así desde el principio, cuando se fecundó la vida en el útero de este planeta. Pero... ¿hasta cuando? hasta que la muerte deje de ser ejecutora de la vida, entonces la falta de la muerte acabará con el renacer de la vida.
Puerta perteneciente a la calle de Segovia,Muerte y Vida,por la cual esta, lleva su
nombre,expuesta en el Museo Provincial de la capital.