No es un día cualquiera junto a la ermita de San Frutos, si amaneció como muchos días de otoño, serenos como las aguas del Duratón que la circundan, desiertas como durante siglos, nublado como un día que se precie de otoño y en silencio, ese silencio que nos muerde nuestras entrañas. El paraje como siempre nos relaja el alma, nos encoje el corazón y nos deleita nuestros sentidos. Muy mañanero, el día fue cambiando el silencio por murmullos, los murmullos por algarabía y la algarabía se fundió con jotas castellanas para convertirse en sonidos de fiesta. Día muy diferente este mágico día donde cada 25 de octubre acuden por encanto hasta estos parajes, en los que el buitre es el señor de los aires, gentes de toda condición social, económica y de edad se mezclan en esa península, y comparten por un día los terrenos donde hace siglos un hombre, Frutos, abandonando la ciudad, pasó sus años hasta su muerte meditando.

Personas con promesas rancias incumplidas, otras futuras por prometer ese día, promesas secretas para todos los demás, ocultas como sus resquemores y frías pesadillas, buscando salidas a sus miedos y como mediador ese lugar mágico, donde los sueños quedan atrapados por el embrujo de las dulzainas, el tambor y el tamboril. Personas que no volvieron ese año a visitarlo, otros que no llegarán al próximo, les llevaron sus padres en la juventud, antes, cuando el trayecto duraba toda la noche y a estos también les llevo su padre y así, generación tras generación, se pierde en el tiempo. El porqué un día como hoy las gentes de la comarca sienten la imperiosa necesidad de visitar ese lugar y esperar ir al próximo con optimismo pese a sus achaques, no se, son gentes de esta tierra, duros como sus piedras nacidas hace ya años y no se dicen cuantos pero sus arrugas tan profundas como sus historias les delatan, trabajaron en ellas intentando que fueran productivas regándolas con su sudor y lagrimas, otros buscando la brizna de hierba mas fresca para sus ovejas.Vieron pasar los años, a los hijos marcharse, perder a los mas queridos, pero ese día es grande y vuelven a reunirse con sus amigos, hijos, hermanos y echarán un cagüen dios y también un chato de vino porque las penas dicen que son menos. También recordarán que tuvieron su momento y bailaron sus jotas en ese pedregal con la cabeza y los brazos bien en alto, con orgullo, pues esta tierra nuestra no dará bienes en cantidad, pero si gentes como estas, sencillas y autenticas.
Este año, como los demás en la historia de este día 25 de Octubre, los protagonistas, ELLOS.







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